Partición de bienes de los cónyuges según la legislación finlandesa
Cuando el proceso de divorcio ante el juzgado de la primera instancia ha comenzado en Finlandia, cualquiera de los cónyuges puede pedir la partición de bienes conyugales. En caso de que ninguno de los cónyuges tenga derecho conyugal sobre los bienes del otro conyuge, se realiza una separación de bienes, quedándose cada uno con lo que era suyo.
Cuando el matrimonio ha sido disuelto como consecuencia de la muerte de uno de los cónyuges, tanto el cónyuge viudo, como cualquiera de los herederos del cónyuge fallecido pueden pedir la partición de bienes conyugales. La partición tiene que realizarse siempre antes de la división de la herencia.
Si durante el proceso de partición de bienes de los cónyuges es imposible demostrar a quién de ellos pertenece un bien mueble, se supondrá que éste ha sido adquirido de manera conjunta, teniendo ambos cónyuges los mismos derechos.
Antes de realizar la partición, se suma la propiedad neta (activos -pasivos) de los cónyuges, sobre la que existiera un derecho conyugal. Para saber que parte le corresponde a cada cónyuge, se divide en dos la suma de la propiedad neta. Después se realiza la partición. El cónyuge, cuya propiedad neta sea mayor, tiene que compensar a la otra parte, manera tal que el valor de la propiedad de ambas partes, después de realiza la partición, sea igual. Sin embargo, en la partición realizada tras la muerte, el viudo, cuyo patrimonio sea mayor, tiene derecho a quedarse con toda su propiedad sin necesidad de pagar compensación a los herederos.
El cónyuge que debe compensar puede, en principio, elegir qué tipo de bienes quiere entregar. También puede compensar en metálico.
Las partes pueden efectuar la partición de mutuo acuerdo. Si no son capaces de llegar a un acuerdo, cualquiera de las partes tiene derecho a solicitar al juzgado de primera instancia el nombramiento de un liquidador.
Se puede ajustar la partición en caso de que el resultado de la misma fuera injusto; para que esto sea así, ha de exigirlo siempre por el cónyuge que así lo cosidere.